Carolina Dell´Oro

Día de la Mujer ¿qué celebramos?

Ayer celebramos un año más el día de la mujer. Me ha tocado tantos años participar de esta celebración, en diferentes instituciones...

Por: Carolina Dell´Oro | Publicado: Viernes 9 de marzo de 2012 a las 05:00 hrs.
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Ayer celebramos un año más el día de la mujer. Me ha tocado tantos años participar de esta celebración, en diferentes instituciones, con sesgos tan distintos, que creo que es bueno preguntarse qué celebramos.

Para muchos quizás se celebra que la mujer haya ganado espacios de poder, se haya insertado en el mundo público, se reconozcan sus aportes, donde ha habido grandes avances, si bien aún queda mucho camino por recorrer. Sin embargo, a mi manera de ver lo que más tenemos que celebrar es que junto a todo lo anterior, hoy se reconoce ese modo propio de ser que tenemos las mujeres como un aporte específico a la sociedad.

Ya no sólo tenemos que estar orgullosos que la mujer se haya insertado en el mundo, sino que tenemos el gran orgullo que se está comprendiendo el valor de lo propiamente femenino. Me refiero a su capacidad de acogida, la capacidad de gestar hábitat de encuentro, su capacidad de acompañar, de ver los desafíos desde una perspectiva complementaria, y la gran capacidad de ver la realidad de modo integral y no segmentada. Esto sí que merece celebrarse.

Porque una sociedad que requiere más que nunca de las habilidades humanas, no puede cumplir este desafío no si aprovecha al máximo las miradas específicas, tanto del hombre como de la mujer.

Ya no se trata de una lucha. Ya no se trata de imponer una visión sobre otra. Se trata de lo más grande que podemos hacer: complementarnos, transformarnos, y a partir de esa síntesis gestar comunidades humanas capaces de enfrentar los desafíos que el mundo nos presenta, sin perder el norte de toda sociedad, que es la persona.

Para que la mujer se pueda insertar en el mundo desde lo femenino se necesitan esfuerzos desde ámbitos diferentes. Desde el mundo de las políticas públicas, para que se promueva una inserción integrada a su condición de madre, hija y esposa. Por otro lado, organizaciones y empresas que pongan en práctica políticas de integración de vida personal, familiar y laboral. No sólo porque esto es un valor reconocido socialmente, sino porque se percibe que el capital humano femenino es fundamental hoy para lograr sus objetivos de forma sustentable. Pero lo más importante es la claridad que hemos de tener las mujeres sobre qué es lo que queremos, hacia dónde vamos, cuáles son nuestras prioridades. Porque aunque la sociedad y las empresas promuevan condiciones favorables para un desarrollo integral, nada va a ocurrir si nosotras no tomamos las riendas de nuestra vida y la protagonizamos desde nuestra condición de mujer, de amiga, de madre, de hermana, de hija, de esposa, de trabajadora. En última instancia, nada sucede si no somos emprendedoras de nuestra propia historia. Cuando hablamos de emprendimiento, hablamos de ambición y pasión. Y estoy convencida que el gran desafío que tenemos las mujeres hoy es volver a apasionarnos con nuestra mirada, con nuestras perspectivas, y sobre todo, con nuestra capacidad de gestar una sociedad inclusiva y diversa en el más profundo sentido de la palabra. Que reconozca no sólo las diferencias de raza, sexo y generación, sino que por sobre todo, esa gran diferencia que tenemos por ser únicos y originales.

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